Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro.” 

Por: Alejandro Mora de Enviando Vida

Cita Bíblica base: "Salmo 91"

¡Empecemos con el autor de este Salmo, la Biblia no hace mención del autor, algunos sugieren que es David por el parecido que hay en el texto con 2 Samuel 22, sin embargo la tradición rabínica indica que cuando no se menciona el autor es porque se trata del autor del Salmo anterior, por lo que pudiera atribuírsele a Moisés, además que también el texto encaja muy bien con las formas de Moisés en Deuteronomio 32, de ser así, ¿Será que Moisés conocía algo acerca de la protección divina? ¿Habría aprendido algo durante los 40 años que guio al pueblo de Israel en el desierto? ¿El haber escuchado a Dios de forma audible, le dio certeza? ¿Ver cómo los acompañaba una nube de día y una columna de fuego durante la noche, le habrá llenado de confianza? ¿Mirar cómo Dios abría el mar para que su pueblo pasara en seco le hizo ver su poder?

Seguro que Moisés conocía la protección divina, y solamente en los primeros 2 versículos del salmo los nombres Hebreos a los que hace referencia el autor (Elyon, Shaddai, Jehová y Elohai) cuando se refiere a Dios, no dejar lugar a dudas de la certeza de los demás versículos. Y si bien es un Salmo que su interpretación primaria es mesiánica, no quiere decir que nosotros no podemos apropiarnos sus versículos. Y de todo aquello que es gracia de Dios podemos pedirlo y sobre cada promesa escribir nuestro nombre.

Podremos ver en este Salmo el carácter del protector, la descripción de la protección y la actitud que debe adoptar el protegido.

Por lo tanto estos 2 primeros versículos podríamos explicarlos en términos sencillos de la siguiente manera: “Todo aquel que decide tener una relación personal con Dios cuenta con la protección de un Dios que supera todo, del que creo todo y que es capaz de dar una provisión abundante y llena de bendiciones, un Dios que ha cumplido su pacto a través de su hijo Jesucristo, por medio del cual podemos acercarnos al padre y tener acceso para que nos cubra con sus plumas y estar seguros bajo sus alas. Una protección que no presenta fallas.”

Más adelante encontramos la descripción de la protección, que bien puedes adueñártela a las circunstancias en las que te encuentres y por si acaso llegaras a dudar de hasta donde alcanza esta protección, basta con mirar la descripción del salmista, la cual llega a los límites de expresar “…Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu otro lado más a ti no llegará.” Y mientras esto sucede no olvides el Porqué de la protección y de la actitud que debemos tener para con Dios, es por eso que el salmista en el versículo 9 nos lo vuelve a recordar, ¿Por qué somos intocables? ¿Por qué somos los iluminados? ¿Por qué lo merecemos? ¡NO! Porque hemos puesto nuestra esperanza en Él Dios del pacto, y aquí aunque suene repetitivo vale la pena la redundancia, pacto cumplido en Jesucristo quien aun siendo Dios se despojó a sí mismo para darnos acceso a las habitaciones del Altísimo, donde nos mantenemos seguros.

Una vez recordado el porqué de la protección continuemos pues con la seguridad de que en las circunstancias en las que estemos contamos con el auxilio del Altísimo, que incluso en caso de ser necesario, enviara a sus ángeles para que te guarden a donde vayas y si la ocasión lo requiere, te tomaran en sus manos para ponerte a salvo. Impresionante no crees, además de hermoso.

Toma en consideración que la protección que el Altísimo te ofrece es una protección completa, sin fisuras y encaminada siempre a nuestro bien, pues sus propósitos para con nosotros son de bien y no de mal, aunque a veces no lo podamos entender e incluso ponga en la cuerda floja nuestros paradigmas y creencias, la protección está garantizada pero debemos confiar en los métodos que Dios emplea sabiendo que estos nos llevaran a buen puerto, lleva tus miedos e inseguridades a la confianza en Dios y siéntete seguro, mientras otros, los que deciden estar fuera de esta protección, se derrumban.

Para cerrar con broche de oro, nada más que dejarte saber que cuando llames a Él Altísimo, a Él que es una fuente inagotable de bendiciones, a Él Dios que ha cumplido su promesa en Jesucristo y al que reconoces como Él Dios en quien confías, ten la seguridad que te responderá y que estará contigo a tu lado cuando te encuentres en angustia, y lo maravilloso de todo es que tendrás vida eterna.

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El que habita al abrigo del Altísimo

Morará bajo la sombra del Omnipotente.

Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;

Mi Dios, en quien confiaré.

Él te librará del lazo del cazador,

De la peste destructora.

Con sus plumas te cubrirá,

Y debajo de sus alas estarás seguro;

Escudo y adarga es su verdad.

No temerás el terror nocturno,

Ni saeta que vuele de día,

Ni pestilencia que ande en oscuridad,

Ni mortandad que en medio del día destruya.

Caerán a tu lado mil,

Y diez mil a tu diestra;

Mas a ti no llegará.

Ciertamente con tus ojos mirarás

Y verás la recompensa de los impíos.

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,

Al Altísimo por tu habitación,

No te sobrevendrá mal,

Ni plaga tocará tu morada.

Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,

Que te guarden en todos tus caminos.

En las manos te llevarán,

Para que tu pie no tropiece en piedra.

Sobre el león y el áspid pisarás;

Hollarás al cachorro del león y al dragón.

Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;

Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

Me invocará, y yo le responderé;

Con él estaré yo en la angustia;

Lo libraré y le glorificaré.

Lo saciaré de larga vida,

Y le mostraré mi salvación.

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