Los hechos dicen más que las palabras.

Por: Efraín Amaro de Sociedad Bíblica de México.

Cita Bíblica base: Santiago 2:17-18 "Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras."

La fe es la demostración de amor, es amar a Dios y amar al prójimo. En este pasaje Santiago presenta un desafío de amor, de amar al prójimo o al próximo, es decir al que tienes cerca.

 

Los versículos anteriores al 17,  el escritor menciona que si alguno ve que las personas tienen necesidad y no se les ayuda, de nada le aprovecha la fe.

 

Nadie puede decir que ama a Dios y no puede ayudar a una persona con necesidad. La fe inactiva no tiene razón de ser.

 

Los hijos de Dios se deben caracterizar porque en todo tiempo su fe es activa, dinámica, viva, esa fe nos tiene que llevar a una vida apasionante, ya que sin fe es imposible agradar a Dios (Hébreos 11.6)

 

 La fe dinámica nos motiva ayudar, a dar, a demostrar amor. La confianza en Dios no te permite conformarte con tu entorno, no puedes ver a una persona sufrir o tener necesidad y no ayudarle.

 

Es sencillo ver quien se conduce con fe en su vida; las personas que tienen fe son personas que le sirven a Dios de diferentes formas, ayudan a los demás, comparten su palabra, apoyan con sus recursos, tienen una vida de oración apasionante, tienen intimidad con Dios y son sensibles a Su dirección. A todas estas personas las caracteriza algo singular: son personas que les gusta leer la Palabra, por lo cual, la Palabra fortalece su fe, les motiva ayudar, a servir a los demás, les lleva a tener una fe dinámica. Por consecuencia natural, la cercanía con la Palabra te desafía a poner en práctica sus enseñanzas.

 

Quien lee la Biblia no puede permanecer igual, su fe se vuelve dinámica.

 

En Juan 14.12 Jesús menciona que el que cree en Él mayores cosas hará. Estas cosas mayores están relacionadas a anunciar su Palabra, ayudar a los necesitados, ver por las necesidades de los demás, esta es una fe viva.

 

Definitivamente no seremos salvos por las obras que hacemos, pero es imposible quedarse con los brazos cruzados después de conocer la Palabra, ella te motiva hacer, accionar, incluso te sana emocionalmente y físicamente, esa sanidad te lleva a compartir con los demás que también pueden recibir esas bondades de Dios.

 

¡Vivamos con la pasión de poner en práctica nuestra fe ayudando a los demás!

 

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