El pastor conoce a sus ovejas. Dios nos tiene grabados en la palma de su mano.

Aunque la cita bíblica va más allá en este artículo queremos centrarnos en algo hermoso, en algo que al imaginarlo se convertirá en una de tus citas favoritas y esperamos que lo recuerdes en momentos de alegría, difíciles, de soledad, de tristeza, etc.

Cuando leí esta cita en los días subsecuentes busque un rebaño de ovejas y mis ojos solo vieron eso un rebaño, un montón de ovejas, todas iguales, pequeñas diferencias entre unas y otras. Pero no así para el Pastor. Para Él cada oveja es diferente, cada cara es especial, cada gesto tiene un sentido, una historia. Y cada oveja tiene un nombre. La de los ojos tristes es María, la que camina aprisa es Juan, la que va saltando es David, la del ceño fruncido es Alejandro, la pequeñita que cojea es huérfana y se llama Patricia.

Él Pastor conoce a sus ovejas. Las llama por su nombre. El Pastor te conoce. Conoce tu nombre y nunca lo olvidará, conoce tu historia. En las palmas de sus manos te tiene grabado (Isaías 49:16). Uff ¿Sorprendente no te parece? Quizás hayas visto tu nombre en lugares especiales; en tu oficina, en un diploma, en algún premio y seguro que te llena de orgullo, pero pensar ¡Tu nombre en la mano de Dios! ¡Tu nombre en los labios de Dios! Eso va más allá de sentir solo orgullo ¿Será esto posible? Quieres ejemplos: ¡Moisés, Moisés! (Éxodo 3:4). Saulo, Saulo (Hechos 9:4) Samuel (1 Samuel 3:4) Elías (1 Reyes 19:9).

Cuando la vida de un cambio inesperado, cuando estés confundido y no necesites de sermones recuerda lo siguiente “No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú” (Isaías 43:1). Él conoce tu nombre, eres suyo, Dios es bueno y fortaleza en el día de la angustia y conoce a los que en Él se refugian.

Ahora ya sabes que Dios te conoce muy bien, por tu nombre incluso, conoce tu historia y espero que esto te resulte maravilloso. Pero hay más y es más hermoso aun. A tu vida le espera más de lo que jamás imaginaste, a tu historia le faltan letras, a tu canción le faltan notas.

Dios tiene reservado lo mejor para el final, una recompensa para los que guardan sus mandamientos. “Yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.” (Isaías 56:5). Cuando Dios dice que hará todas las cosas nuevas, lo dice de verdad. Tendrás un nuevo hogar, un nuevo cuerpo, una nueva vida y si, un NUEVO NOMBRE también.